Entre los aficionados al fútbol existe un dicho que se ha hecho muy popular: “hay un seleccionador nacional en cada aficionado”. Surgió el aforismo para explicar que, cuando un seleccionador ofrece una lista de convocados, hace una alineación o gestiona los cambios durante un partido, parece que todos tenemos el derecho a opinar, criticar y –en la mayoría de los casos– a discrepar de lo que hace en cada momento. Incluso, nos consideramos con derecho a llevar la razón. Hasta Vicente del Bosque, nuestro más laureado seleccionador nacional, que contaba con el reconocimiento y la admiración de casi todos los aficionados patrios, ha padecido largamente de ese síndrome.
Desde el pasado día 21, tenemos nuevo seleccionador nacional. Se llama Julen Lopetegui y su nombramiento ha llegado rodeado de una agria y poco elegante polémica, que en nada le ayudará en su nuevo desempeño. En primer lugar, porque el presidente de la Federación, Ángel María Villar, le nombró a dedo desoyendo a gran parte de los miembros de su Junta Directiva, que apoyaban a otros candidatos con perfiles profesionales de mayor ‘peso’; además, porque no juega a favor de Lopetegui un currículo deportivo que podamos calificar de indiscutiblemente positivo. Villar, enfrascado en su dilema de presentarse a la presidencia de la UEFA o a la reelección en la RFEF, ha preferido un candidato continuista con el fin de seguir teniendo todo controlado. Pero me temo que en esta ocasión su jugada ha sido de alto riesgo y que puede pagarla muy cara.
Cuando Del Bosque pactó con Villar su marcha definitiva, se inició en los medios una auténtica campaña de apoyo a determinados candidatos. Surgieron los nombres de José Antonio Camacho, conocedor del puesto como ex seleccionador que ya fue; Paco Jémez, ex del Rayo que esta temporada dirigirá el banquillo del Granada (nunca tuvo muchas opciones); Michel, ex entrenador del Olimpique de Marsella, actualmente en el dique seco; y, sobre todo, el de Joaquín Caparrós, que parecía el mejor colocado por el apoyo mayoritario de los presidentes de las federaciones territoriales y muchos periodistas que se vanaglorian públicamente de su amistad personal con el técnico. – Leer más –