“No juego, así que me marcho”. Esta frase tan tajante la pronunció el jueves Cristian Rodríguez, jugador profesional de la primera plantilla del Atlético de Madrid, que sorprendió a la parroquia dejando bien al descubierto su frágil estado de ánimo por no poder participar más en el buen juego y en el éxito de su equipo. Resulta evidente que el ‘Cebolla’ Rodríguez, como se le conoce futbolísticamente, no cuenta para su entrenador, Diego Pablo Simeone, ni siquiera como primera opción de recambio y, al parecer, eso le ha sumido en un profundo ‘síndrome del suplente’, que en los equipos suele proyectar una sombra negra y alargada, cobrándose a menudo altas dosis de inestabilidad intra grupo.
“Me encuentro bien porque al equipo le va bien, pero en lo personal no lo estoy, porque he jugado pocos minutos. Estos van a ser mis últimos meses en el club, lo tengo claro. Voy a entrenarme como siempre, calladito, sin quejarme. Para mí van siempre los compañeros y después yo. Pero si no juego aquí me voy a tener que ir”. Así de claro lo tiene el jugador y todo hace pensar que, si no se produce un cambio radical, no habrá marcha atrás en su salida. Porque no se puede tener en un club –aunque el asunto no vaya contra nadie en concreto– a persona tan infeliz, salvo riesgo de ‘contaminación’ en el resto de la plantilla.